No quiero entumecerte
con la apatía de mis versos,
no quiero derribar tu esperanza
con mi necesidad de mal,
quizá, ahora, es tiempo de alejarme.
De alejarme de ti
junto a este cuerpo triste,
perdido en la niebla
en la que habitan los muertos,
donde se levantan y gimen,
como pidiendo prebendas por mi.
Quizá, es por eso,
que no siento por nada
ni por nadie
Y me invaden las palabras que no digo
Y dibujo corazones desalmados que
de frio aprenden a vivir.
Y recojo los retales de nosotros,
con el miedo en los ojos a morir
sepultado por el peso del olvido,
anhelando la noche junto a ti.
sábado, 16 de octubre de 2010
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