martes, 14 de diciembre de 2010


La noche se confunde con tu cuerpo desgarbado. Algunas elecciones sin sentido me llevan a versos inconclusos en forma de papeles arrugados. La libertad de antaño encadena mis actos y delimita a una pequeña barca la esperanza de salir de la tormenta. Unos ojos legañosos y una furia visceral dibujan las lineas de lo que parecen tus piernas, con esas rodillas que tienden a juntarse, entre bucles infinitos y olas bravuconas. Nada es real y todo lo es. El caos, la dispersión, los murmullos inconexos, los puntos que solo unen los trazos que hablan de ti, parecen contener una clave misteriosa. Como si todo fuera un boceto, admirable, provocador, aguerrido, que puede ser el primer paso de una gran obra o de la más terrible de ellas. ¿Serás el horizonte de mi esperanza marinera, o acaso, la ola que reanime el terror cuando la tormenta empiece a capear?.

Un café desentraña el denso pensamiento onírico de una noche de invierno. Quizá, solo quiero verte aparecer, aunque sea de puntillas y sin rozarme.

1 comentario:

  1. Muy bonito Hugo!

    tranquilo, después de las tormentas, siempre llega el tiempo de calma, solo has de tener paciencia y los ojos muy abiertos para localizar en cualquier momento, un alo de luz, que dibuja en la oscuridad de la noche, al girar, un faro amigo, el cual, logrará salvar a tu barco de la deriva en la que se encuentra actualmente.

    mil besos.

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