viernes, 11 de mayo de 2012



La noche sugiere silencio. El lento despertar de los semáforos juega con el tráfico disperso. Dos siluetas negras miran el movimiento lento de las hojas de los árboles. Fuman, callan. Piensan en la belleza, quizá en qué es el amor. Podrían estar en cualquier otra parte, pero el tiempo les persigue. Les encuentra allí. Perciben el sonido de pasos desconocidos, de algunas voces agitadas por el alcohol y los vicios, de gatos callejeros de instinto felino. Aún no se han atrevido a empezar el viaje que les llevará a encontrarse pero se sienten seguros bajo la mirada de los dioses que no existen. Ella tendrá el impulso de acariciarle la mano, de tragar saliva, de preguntarse porqué todo es tan difícil. Él apretará su pantalón vaquero, y tratará de no olvidar su sonrisa traviesa cuando cierre los ojos. La noche hará lo preciso para seguir caminando aunque ellos teman perderse en la inmensidad del olvido. 

Levantaran la vista y miraran el lento movimiento de las hojas de los arboles. Hay cierta intimidad en el silencio compartido.

1 comentario:

  1. Llegué a tu blog por casualidad, y no he podido dejar de leer, has hecho que me pregunte si se puede conocer a alguien solo por aquello que escribe (y que fotografia)

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